sábado, 15 de noviembre de 2014

LA OBSESIÓN, TU PEOR ENEMIGO.

Todos o casi todos nos hemos obsesionado con algo en alguna ocasión. En el deporte, la obsesión es un mal común. Centrándome una vez más en el atletismo, mejorar registros,  ganarle a un colega o triunfar en una carrera, podrían ser algunos ejemplos de metas que de no ser alcanzadas, nos podrían conducir a este estado, y como consecuencia de ello, a un  bloqueo mental que nos impedirá disfrutar y rendir a nuestro nivel.  Cuando esto ocurre, deberíamos preguntarnos qué es lo que nos mueve  a correr, por qué motivo empezamos y  qué es lo que nos aporta.
Generalmente nos olvidamos del motivo principal por el que practicamos deporte. De niños aspiramos a convertirnos en grandes estrellas mediáticas pero una vez alcanzada la madurez la gran mayoría lo hacemos por salud o para disfrutar y debemos tenerlo siempre presente. Saboreando cada entrenamiento conseguiremos liberarnos de tantas ataduras que nosotros mismos anudamos, es probable que sin querer, quitemos el freno de mano a las piernas y puede que con suerte,  llegue ese registro, le ganemos a nuestro gran rival o incluso triunfemos en la carrera en la que ansiábamos hacerlo.
Al margen de los objetivos, de lo que estoy realmente convencido es que, llegado ese momento, los logros no serán lo más importante si no el camino que hemos recorrido hasta llegar ahí.

Carlos Villamor

jueves, 4 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ CORRES?

            Me vienen a la mente las  populares campañas publicitarias del Atlético de Madrid: Papá, ¿Por qué somos del Atleti?  Nadie sabe muy bien cómo explicarlo pero  por dentro uno está convencido de que existen motivos de sobra. 
 
En el deporte de alto nivel, las exigencias a la hora de correr cambian respecto a los que practican deporte-salud, tanto a nivel físico como mental.  Desde hace unos pocos años, al finalizar cada temporada  hago balance de los objetivos marcados al  inicio  y me planteo si realmente merece la pena seguir. Me pregunto si merece la pena tanto sacrificio, y no hablo solo de mi sacrificio, hablo también del de la gente que me rodea. Esos que sin pedírselo están a tu lado viajando cada fin de semana, animándote en cada metro, siempre con la mochila a sus hombros, y todo por verte disfrutar, porque en el fondo no les importa que seas olímpico, les importa que seas FELIZ.

Cada año afronto el inicio de temporada con la misma ilusión que lo hacía con 16 años, creyéndome capaz de cumplir los objetivos como lo hacía por aquel entonces, pero cada año de los últimos 5 lo termino igual que lo empecé, al menos a nivel de resultados. Resulta frustrante chocar contra el mismo muro una y otra vez y ver que sus paredes son quizás demasiado gruesas como para poder derribarlas. Con la excepción de los incondicionales, los apoyos externos escasean, ya no confían en tus posibilidades y te ves prácticamente solo contra el muro. Pero hay algo que diferencia este muro de muchos otros, ni puedo medir su grosor, ni saber de qué material está hecho, y a día de hoy, el único modo de averiguarlo es calzándome las zapatillas y disfrutar como si fuese lo último que hiciese.  Estoy seguro que merece la pena intentarlo,  uno no debe preocuparse por fracasar, debe preocuparse por sacarle el  jugo al fracaso y transformarlo en éxito personal, aprendizaje. Esta  es la verdadera esencia del atletismo, la lucha constante, el día a día, la ilusión que supone afrontar retos ‘‘imposibles’’ o no tanto.

Son 29 años recién cumplidos,  espero que muchos más por delante, el Maratón sigue esperándome al final del túnel pero antes, hay que derribar el muro, mejorando algunos detalles y con ligeros ajustes producto de ese aprendizaje, seguiremos a martillazo limpio hasta que caiga y cuando lo haga y me sigan preguntando ¿Por qué corres?, tendré claro lo que responder ¿Por qué no?.

Carlos Villamor



jueves, 17 de abril de 2014

TRABAJAR PARA CORRER

Alguna vez hemos escuchado o dicho aquello de; ¿vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? Tomando esto como referencia uno puede plantearse si vive para correr o si corre para vivir, pero, ¿trabajamos para correr? 

En el atletismo de alto nivel, (en mi opinión el atletismo profesional en España no existe) y centrándonos en disciplinas de larga distancia , las mejor pagadas, la vida laboral de un atleta con mucha suerte puede ser de 10-12 años. Los ingresos, porque no hay salarios, varían mucho. Con un nivel parecido dos atletas pueden cobrar muy diferente, en cualquier caso, el mejor atleta español difícilmente puede vivir del atletismo una vez retirado y muy probablemente sin haber cotizado a la seguridad social. Llegados a este punto muchos pensaréis, ¿quién se atreve a 'arriesgar' por cumplir sus sueños atléticos?

Cada vez son más atletas los que deciden compaginar, si tienen la fortuna de encontrarlo, un trabajo con el atletismo. Existen trabajos y trabajos, lo común son jornadas de 8h diarias 5 días a la semana, demasiado para rendir al 100%. Un atleta necesita un mínimo de 9-10h. diarias de sueño para poder recuperarse adecuadamente, un mínimo de 2h. y media de entrenamiento, a lo que sumando tres comidas, trayectos casa-trabajo, trabajo-casa, casa-pistas, pistas-casa, ducha, 'pérdidas de tiempo' apenas quedaría 1h. para relajarse.

Con estos datos sobre la mesa; ¿estaremos ante uno de los primeros indicios que apuntan a la desaparición del atletismo de élite? ¿Merece la pena  a largo plazo el riesgo de dedicarse en exclusiva al atletismo? Lo que está claro es que el nivel medio-alto en España escasea, eso repercute directamente en el espectáculo y por lo tanto en su atractivo de cara al espectador, consecuentemente, en el mercado publicitario.

En Lugo, mi ciudad, una generación de mediofondistas se abre paso con mucha fuerza como otras lo hicieron en el pasado. Todavía en edad juvenil afrontan unos años en los que sin duda alguna crecerán como atletas, al menos mientras estén en edad de estudiar. ¿Qué ocurrirá una vez terminada esta etapa? ¿Comprometerán su futuro laboral por  cumplir sus sueños deportivos? ¿Se lo recomendaríais a vuestros hijos?

El atletismo no solo es entretenimiento, nos transmite a todos, atletas, entrenadores y espectadores una serie de valores y experiencias extrapolables al día a día. Algo tiene que cambiar para que el deporte rey no desaparezca en nuestro país y nos  siga mostrando el camino hacia una sociedad trabajadora, con afán de superación, que no se rinda ante las dificultades y que mire siempre hacia delante.

Carlos Villamor